EL GRAN INQUISIDOR

Fyodor Dostowiesky

Rusia 1821 – 1881

(Jesús ha regresado y ha resucitado a la hija de una mujer. El anciano jefe de la Inquisición lo ha visto, lo toma prisionero, y ahora lo visita en la prisión para cuestionarlo)

“—¿Tienes derecho a revelarnos uno solo de los secretos del mundo de dónde vienes?  —pregunta el anciano y responde por El—: No, no tienes ese derecho, pues tu revelación de ahora se añadiría a la de otros tiempos y esto equivaldría a retirar a los hombres la libertad que con tanto ahínco defendías sobre la tierra. Todas tus nuevas revelaciones supondrían un ataque a la libertad de la fe ya que parecerían milagrosas”

“Los hombres, como es natural, se han rebelado (Contra la libertad que les ha sido otorgada). ¿Y acaso los rebeldes pueden ser felices? Se te advirtió, los consejos no te faltaron”. (Dostoyesky implica que los hombres no son felices debido a la libertad, y que las tres tentaciones en el desierto de alguna manera anunciaron lo que sucedería si se insistía en dar libertad a los hombres)

“—El terrible Espíritu de las profundidades, el Espíritu de la destrucción y de la nada, te habló en el desierto y la Sagrada Escritura dice que te tentó. No se podía decir nada más agudo que lo que se te dijo en esas tres preguntas, o por usar el lenguaje de la Sagrada Escritura, en esas tres tentaciones. El simple hecho de plantearlas constituye un milagro.  Supongamos que hubieran desaparecido de las Escrituras y que fuera necesario reconstituirlas, idearlas de nuevo para llenar este vacío. Supongamos que con este fin se reúnen todos los sabios de la tierra (hombres de Estado, prelados, filósofos, poetas) y se les dice: “Idead y redactad tres cuestiones que no solamente correspondan a la importancia del conocimiento sino que expresen en tres frases toda la historia de la humanidad futura”. Crees que este areópago de la sabiduría humana lograría discurrir nada tan fuerte y profundo como las tres cuestiones que te planteó en tus tiempos el poderoso Espíritu? Estas tres proposiciones bastan para demostrar que te hallabas ante el Espíritu eterno y absoluto y no ante un espíritu humano y transitorio. Pues en ellas se resume y se predice toda la historia futura de la humanidad. En estas tres tentaciones están condensadas todas las contradicciones indisolubles de la naturaleza humana.”

(Fyodor Dostoyesky, Los Hermanos Karamazov. Libro V, Capítulo V, El Gran Inquisidor)