EL PRIMER PARRAFO

Una cosa que es muy clara tanto para los escritores que quieren enfocarse en el lector americano y emplear la formula de tensión intensa, como para los que quieren evitarla, y también los que no la conocen o no piensan en ella, es que el primer párrafo de una novela necesita ser lo bastante poderoso como para que el lector quiera seguir leyendo. El lector debe encontrar, en esas primeras frases, un motivo para no cerrar el libro. Un carácter fuerte de algunos de los personajes, un conflicto,  un anuncio sobre lo que se narrará más adelante para generar expectativa,  un manejo inigualable del lenguaje, son buenos ejemplos del tipo de cosas que cautivan al lector desde el primer párrafo:

“Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas. Aquellos gozan de un  mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya”. (LA FAMILIA DE PASCUAL DUARTE – Camilo José Cela, Premio Nobel de Literatura 1989)

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.(CIEN AÑOS DE SOLEDAD – Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura 1982)

…¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre! Como zumbido de oídos persistía el rumor de las campanas a la oración, maldoblestar de la luz en la sombra, de la sombra en la luz. ¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre, sobre la podredumbre! ¡Alumbra, lumbre de alumbre, sobre la podredumbre, Luzbel de piedralumbre! ¡Alumbra, alumbra, lumbre de alumbre…, alumbre…, alumbra…, alumbra, lumbre de alumbre…, alumbre…, alumbra…, alumbra, lumbre de alumbre…, alumbra, alumbre…!(EL SEÑOR PRESIDENTE, Miguel Angel Asturias, Premio Nobel de Literatura 1967)

He terminado por pensar que el primer párrafo de una novela debería ser el último que se escribe. La razón es que para seducir a su lector desde el principio, el escritor debería poder seleccionar ése carácter fuerte, o ése conflicto que desde el comienzo cautiva, o ése lenguaje irrepetible, de entre la variedad de componentes a lo largo y ancho de su novela, pero eso no es posible cuando comienza a escribirla.

Escribir literatura, todos lo sabemos, no es un asunto de una inspiración inmediata que llega al cerebro, se plasma con relativa rapidez en unas letras y así se queda. Después de todo hacer literatura no es lo mismo que escribir un diario íntimo. Por el contrario, la literatura  es un proceso largo, lleno de angustia y dudas, en el que la historia que se encuentra atrás de ésa inspiración del primer momento se va revelando al escritor despacio, poco a poco,  a medida que él lucha con las palabras, con las frases, con los diálogos, con  las descripciones y las transiciones, y a medida que en medio de esa lucha va descubriendo el carácter de sus personajes, sus conflictos, sus ideas. Se empieza a escribir una novela con una idea general de la historia a contar, pero sólo es a medida que se avanza en la escritura cuando esa historia toma forma y se revela. En el fondo, es sólo al final de su novela que el escritor sabe realmente de qué se trata, cual es su historia, qué clase de personas son sus personajes y también es al final cuando ya sabe en qué punto logró la mayor perfección o belleza en el manejo del lenguaje.

¿Qué piensan?

Yo, no creo que un primer párrafo tan magistral como cualquiera de los de arriba fue lo primero que se escribió de esas novelas igualmente gigantescas. De seguro ese escribir y re-escribir fue uno de los factores que hizo a sus autores unos gigantes. Ahora me pregunto si yo debería re-escribir el primer párrafo de cada uno de mis trabajos.