LA PAGINA DE FACEBOOK

La principal ventaja de tener una página de Facebook en lugar de un perfil, para la promoción del escritor o de su obra, es que el contenido de la página puede ser visto por cualquier persona. No es necesario ser “amigo”, sino que basta con teclear el nombre en la casilla correspondiente para poder ver la página. Esto la hace masiva, tanto así que el número de seguidores de una página no tiene ningún límite mientras que el número de amigos que se puede tener en un perfil está limitado a 5.000. Ni siquiera es necesario tener una cuenta de Facebook para ver una cualquiera de las páginas en la red, basta con teclear en el buscador de preferencia (google, yahoo, etc) el nombre del autor y la palabra Facebook, y de inmediato aparece el acceso.

Considero que el carácter masivo de la página de Facebook establece, entre el escritor y sus seguidores, una relación en la que de antemano se sabe que predominará la exposición sobre la interacción. Aunque una página de Facebook conserva las mismas características interactivas del perfil (por ejemplo la casilla para hacer comentarios), en una página de seguidores nadie espera realmente que el escritor (o la compañía, o la marca) responda a un comentario. Por el contrario, en un perfil, en el que ha sido necesario establecer una relación previa de amigos para poder poner un comentario, la expectativa de la interacción está presente.  Es por esto que la relación escritor-lector a través de la página me parece más genuina, porque no se crea la expectativa de una conversación, sino de obtener información. Reconozco que en la práctica, la interacción entre el escritor y sus amigos en el perfil de Facebook tampoco ocurre. ¿Quién puede afirmar que cada día responde a cada uno de los 200 comentarios diarios de sus 200 amigos? ¿Qué pasa si son 1000? Lo más probable es que jamás nos nteraremos de lo que ellos han puesto. Es demasiado, y ocurre demasiado aprisa. Me pregunto si con el tiempo llegaremos a reconocer que en realidad lo que Facebook hace no es ofrecer un lugar para comunicarnos con los otros,  sino uno para anunciarnos a nosotros mismos.

Otra implicación fundamental al considerar la página de Facebook como plataforma de promoción del escritor, comparada con el perfil de Facebook, es la privacidad de los contenidos. Qué se quiere revelar al mundo vs. qué me gustaría compartir con mis amigos, es aquí la pregunta clave. Más allá de lo que se dice, como siempre está lo que se muestra.  ¿Cuál es la imagen que se quiere proyectar como escritor?, y, ¿Cómo se refleja ésa imagen en lo que se exhibe o se deja de exhibir en la red?  No creo necesario recordar que los perfiles de Facebook se pueden establecer con diferentes niveles de privacidad. De todas maneras es necesario tener en cuenta que el escritor controla lo que expresa acerca de sí mismo en su Facebook, pero en un primer momento no puede controlar lo que dicen sus amigos o los miembros de su familia. Si alguien coloca algo indeseado en su muro, puede borrarlo y remover a quien lo puso como amigo, pero quienquiera que vio eso antes de ser removido…bueno, ya lo vio.

La página de Facebook tiene además características técnicas que el perfil no tiene. Mañana escribiré al respecto.