La semana pasada ocurrió algo en el mercado de libros de USA que merece ser comentado. Una de las razones para esto es porque este es un país que, querámoslo o no, establece tendencias mundiales. No todas, no siempre y no todas son siempre buenas, pero el hecho real y concreto es que muchos modelos de lo que hoy es la vida cotidiana en el mundo fueron desarrollados en este país, gústele a quien le guste. Google, Amazon, Facebook y LinkedIn son algunos ejemplos muy pertinentes para nosotros, los escritores.
Lo que sucedió la semana pasada es que después de algunos años de lucha interna de poder en Barnes and Noble, (me atrevo a imaginarla quizás digna de los mejores capítulos de la serie de televisión de los años 80 “Dallas”, con todo y J.R., y en todo caso apenas normal en Corporate America), el poder en Barnes & Noble aparentemente volvió a las manos de una de las personas que llevó esta cadena de tiendas de libros a ser insignia de la industria editorial del mundo (Leonard Riggio).
En Barnes & Noble se desarrolló el concepto de una tienda de libros que ofrece una experiencia de lectura en lugar de limitarse a vender libros y revistas, en donde se ofrece un ambiente hasta cierto punto sofisticado aunque práctico al que tú puedes ir para sentarte en un sillón súper cómodo y leer tu libro (sin siquiera pagarlo, nadie va a preguntarte) mientras tomas café, o para reunirte en una de sus mesas con tus compañeros de la escuela a hacer trabajos en grupo, por no decir que el ambiente también es perfecto para una primera cita con esa persona que quieres impresionar en un ambiente elegante, seguro y de bajo costo. Este concepto contribuyó a hacer de Barnes and Noble una de las 500 empresas más poderosas de USA (hoy en día ocupa el lugar 360) y le ha ayudado a sobrevivir a la debacle que para la industria editorial tradicional en el mundo ha representado la llegada de los libros electrónicos y las compras de libros por internet. Borders, quien fuera el competidor más cercano de Barnes and Noble no sobrevivió, por ejemplo.
Una de la cosas que más me llamó la atención de la noticia sobre Barnes and Noble, es que el cambió en el poder ocurrió como consecuencia de una pérdida de más de $450 millones de dólares en su tableta para lectura de libros electrónicos, llamada “NOOK”. Esto es algo completamente inesperado. Yo fui una de las personas que siempre pensó que la razón por la cual Barnes and Noble había sobrevivido y Borders no, era porque B&N tenía “NOOK” y Borders nunca tuvo un equivalente.
Me pregunto que podría esto sugerir, mirando a futuro, para el mundo de venta de libros.
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