Existe una práctica de marketing llamada en inglés benchmarking, que básicamente consiste en monitorear lo que los competidores hacen. Se trata de identificar sus fortalezas y debilidades para hacer mejor lo que ellos hacen bien, y para no cometer los mismos errores que ellos cometen. Igual que en cualquier otra práctica de mercadeo, el trasfondo del benchmarking es tratar de vender más invirtiendo menos (menos dinero, menos esfuerzo, menos desgaste, menos intentos fallidos). Yo le encuentro a ésta práctica en particular, además, un trasfondo filosófico: aprender de la experiencia ajena.
Considero que en un momento en que las reglas de juego dentro del mercado de libros están cambiando hacia una dirección todavía incierta, aprender de la experiencia ajena se vuelve un asunto de supervivencia que puede ahorrarnos el desgaste de dar tiros al aire. Por eso es importante identificar quién es la competencia.
Una forma útil de identificar quién es la competencia, es empezar por definir quién no lo es. Por ejemplo, para el caso de los libros en español dentro del mercado de U.S.A., la competencia en el punto de venta para autores auto-publicados no son los gigantes de la literatura. La razón es que la persona que lee en español en U.S. y visita el almacén o la página de Internet para comprar a Saramago o a Bolaño, seguramente es alguien que conoce a los autores y está buscando, entre otras cosas, la seguridad de hacer una buena compra que le dará el saber de antemano que se trata de literatura mundialmente reconocida. En ese caso, en el punto de venta Saramago sería competencia para Vargas Llosa, Bolaño, García Márquez y etcétera, mientras que en realidad los escritores que comienzan no serán competencia para ninguno de ellos. Quizás en los demás países de habla Hispana la dinámica en el punto de venta sea distinta por razones relacionadas con el idioma, el entorno cultural, el acceso a información sobre nuevos autores y muchas otras.
Por el contrario, el comprador que va buscando “qué leer”, es quién puede ser persuadido en el momento de su decisión de compra para que elija al escritor auto-publicado. Aquí es donde encajan la necesidad de definir la audiencia y el análisis de la competencia. ¿Es mi audiencia principal alguien apasionado por las historias de misterio y crímenes, o alguien que prefiere historias llenas de humor sobre inmigrantes recién llegados y sus problemas? En cualquiera de los dos casos, ¿Qué dicen sobre sus obras, cómo se comunican con la audiencia, de qué manera presentan la carátula de sus obras y cómo la describen otros autores que apelan a esa misma audiencia? Preguntas para todos, respuestas para cada quién.
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