CONSTRUYENDO EL ELEVATOR PITCH DE SU NOVELA – Primera Parte

—¿De qué trata su novela?
— Eh… bueno… es una historia que comienza cuando un hombre tropieza, se cae y antes de levantarse encuentra un…

—Hábleme acerca de su novela
—Me inspiré en la reflexión surrealista aplicada a la cotidianidad moderna que desarraiga al ser humano…

Los anteriores son dos buenos ejemplos de lo que NO es un “elevator pitch”.

Hay que recordar que el “elevator pitch” de la novela es esa descripción tan breve que podría ser presentada en el tiempo mínimo que requiere un elevador para pasar de un piso al siguiente, y que aun así mueve al interlocutor a ejecutar una acción en relación con la información que ha recibido. Se trata de aprovechar un único y breve instante para cautivar el interés del interlocutor o del lector, quienes son bombardeados con toneladas de información a cada segundo. Es imprescindible ser muy efectivo porque podría no haber segundas oportunidades. Que el editor o el crítico literario pidan que se les envíe una copia o un resumen a una dirección específica o que propongan una reunión (un café, una llamada) para hablar más respecto a la obra son buenos ejemplos de cuándo un “elevator pitch” resultó efectivo. ¿Quién de nosotros, los escritores, no aspira a que eso nos suceda? Por el contrario, una palmada en el hombro y un “felicidades” distraído son indicaciones de que se ha perdido la oportunidad de generar interés.

En el fondo, la descripción de la novela que aparece en la carátula es también una forma de “elevator pitch”, aunque presentado en forma escrita. Esto, porque su objetivo es despertar interés suficiente para que el lector potencial la compre, la busque, la tome prestada. De manera que el ejercicio de crear el elevator pitch no puede ser ajeno al escritor, porque tarde o temprano, en una entrevista, en un corredor durante un encuentro casual entre colegas, o frente a la carátula de su novela auto-publicada y expuesta en una feria del libro, alguien preguntará, usando una frase u otra, qué es lo interesante de la obra.

La primera característica de un “elevator pitch” efectivo es que sea conciso. Esto es algo que nos cuesta mucho a los escritores, y en particular a los que escribimos en español porque en la estructura de nuestro idioma predomina la forma de expresión inductiva y porque la amplitud de nuestro vocabulario nos predispone a la verbosidad. Un párrafo de tres o cuatro frases, como máximo, es la regla para obtener un “elevator pitch” efectivo. Una de esas frases, y sólo una, debe resumir la historia que se narra en la novela.

Me parece que el ejercicio de escribir esa única frase que sintetiza a la perfección nuestra obra, es la mejor demostración de por qué es necesario dedicar tiempo y trabajo a preparar el “elevator pitch” para que sea efectivo. Muy seguramente acabaremos produciendo muchas versiones, desde muchos ángulos, antes de sentirnos satisfechos. Después de todo, esa podría ser la frase más importante de nuestra vida, o cuando menos de toda nuestra carrera.

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