CREAR EXPECTATIVA

Un componente muy importante del ritmo de la novela, a mi modo de ver, es la creación de expectativa. Me refiero a anunciar algo que va a ocurrir aunque sin narrarlo todavía. Insinuarlo apenas. Hacer que el lector lo sospeche de tal modo que quiera seguir leyendo para confirmarlo. Las decisiones del escritor con respecto a generar expectativa se refieren a cuáles acontecimientos dentro del relato se anuncian, dónde se mencionan y qué tanto se dice acerca de ellos antes de que sean narrados completos.

Pienso que un maestro indiscutible de la creación de expectativa es Gabriel García Márquez. En mi opinión, su  pieza maestra en generarla (además de todas sus otras maestrías) es Crónica de una muerte anunciada porque desde la primera de sus frases, y repetidamente a lo largo de sus  páginas, al lector le es dado a conocer el desenlace de la historia. Sin embargo, cada vez que el anuncio de ese desenlace aparece, se encuentra imbricado  en el relato de una forma que compele a averiguar más y más detalles:

“El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana…”

“El día en que lo iban a matar, su madre creyó que él se había equivocado de fecha…”

“…Los hombres que lo iban a matar se habían dormido en los asientos apretando en el regazo los cuchillos…”

“…No es justo que todo el mundo sepa que le van a matar al hijo y que ella sea la única que no lo sabe…”

El mayor problema para incluir elementos que generen expectativa se me ha presentado ante episodios que ni yo misma sabía que sucederían, pero que resultaron ser importantes dentro de la historia.  La única forma que he encontrado para no desaprovechar la oportunidad de generar mayor intriga usando esos episodios,  ha sido volver atrás, capítulo por capítulo, en busca de  párrafos donde se podría incluir la frase de expectativa  sin afectar todo  lo demás que se está narrando en ese preciso pasaje. Ha sido en todos los casos una labor dispendiosa.  Escribir una novela no es una tarea rápida, ni fácil.