EJERCIENDO LO QUE NO SE SABE

Releyendo la entrevista a Heminway, y lo que escribí ayer, me pregunté de nuevo acerca del sentido de lo que no se puede saber dentro del proceso creativo del novelista. Terminé por pensar que, en lo que no se sabe acerca de los eventos de la vida cotidiana se encuentra una puerta inmensa para acceder, o dar acceso, a la inspiración y a la fantasía. En el día a día, en tanto personas, se conoce un hecho, se le observa, se le experimenta, y en algún momento se empiezan a llenar, con imaginaciones, los hoyos de lo que no se puede ver o constatar. Un buen ejemplo es que atribuimos a otras personas motivaciones o nos contamos historias acerca de nosotros mismos. Ese es un momento único y privilegiado donde se puede encontrar el hilo para desarrollar un personaje excepcional o un pasaje ficcional inesperado.

Por lo regular no llegaremos a conocer las motivaciones de las personas con quienes interactuamos. Las motivaciones no se ven, ni se sienten ni se tocan, tan solo se atribuyen, se suponen, son en últimas tan solo invenciones. ¿Cómo usar eso dentro del proceso creativo?

Supongamos que la cajera en la ventanilla del banco, obesa, de raza negra y con dientes feos, sonríe y me dice en un español muy malo “firme aquí”. Yo podría pensar que el banco ha entrenado a sus empleados para que se muestren tan amigables como puedan con los clientes que hablan otros idiomas. Esa es una atribución de mi parte. También podría creer que algo especial en mí impulsa a la gente a tratar de ser especialmente amables conmigo, quizás advierten que soy una persona amigable, o tímida, o cualquier otra característica que forme parte de mi autoimagen. Creer que la cajera percibió eso, no pasa de ser otra atribución, otro invento. Lo más probable es que no podré saber a ciencia cierta la razón por la que la cajera me habló en español.

Lo interesante viene cuando se intenta un invento literario a partir de ese encuentro con la cajera. Quizás ella está enamorada de alguien que habla español y por eso quiere aprovechar cada oportunidad que tiene para practicar el idioma. Pero el individuo no se siente del todo atraído porque le avergüenzan los dientes irregulares de la cajera. Sin embargo sí tienen una especie de relación. Ella lo espera cada lunes por la tarde, su día libre porque el banco abre en día sábado, a la salida del trabajo de él, que es en el Starbucks que queda frente al Art Institute, sentada en el parque contiguo al museo. Una tarde de un lunes cualquiera ella se sienta a esperarlo en la misma banca de siempre pero en esta ocasión la banca temblequea. Las bancas de piedra del parque contiguo al Art Institute por lo regular no temblequean porque son de piedra compacta, pero ésta banca en particular sí temblequeó ésta tarde (No es cierto pero no importa). Ella se pregunta, avergonzada, si su obesidad ha llegado al extremo de impactar la firmeza de la roca sólida, pero en ése momento él amado llega y por primera vez después de muchísimos encuentros, le ha traído un café caliente. Dichosa, ella olvida por completo el asunto de la banca movediza pero al siguiente lunes…

Todavía no sé, a estas alturas del cuento que salió de mi encuentro con la cajera, si el amado también es de raza negra. Si no lo es, a lo mejor la historia es una de amor en donde ella lo enamora a pesar de su obesidad creciente y sus dientes feos, a base de darle a conocer el sentimiento colectivo oculto atrás de la música morena, y yo como escritor me esforzaré por transmitirle al lector algo de eso especial que se siente en las madrugadas tan heladas después de una noche de blues en downtown Chicago…

A lo mejor el amado sí es de raza negra y juntos descubren que la banca temblequea porque alguien ha horadado sus cimientos para ocultar… podría ser una historia de terroristas, o de sectas.

A lo mejor si elimino de la historia el hecho de que ella es de raza negra y me concentro en sus dientes feos encontraré una historia donde sus dientes feos son el resultado de habérsele desajustado debido a una bofetada que él le propinó en una pelea, y la historia es una que refleja la desesperanza de las mujeres que se aferran a quienes las maltratan…

Creo que definitivamente sí, lo que no se puede saber en la vida diaria es una puerta de acceso, muy promisoria, para la inspiración y la fantasía.

GRACIAS POR LEER Y COMPARTIR MI BLOG:www.florentinoletters.com