La mayoría de los contratos con agentes literarios incluyen cláusulas con respecto a dos tipos de derechos a ser representados. Los derechos primarios, se refieren a los derechos sobre la obra impresa. Los derechos secundarios se refieren a los derechos sobre otras formas de difusión, tales como audiobooks y películas. Hoy en día los derechos sobre ediciones electrónicas se incluyen dentro de los derechos primarios.
Otro aspecto de los contratos con los agentes literarios es lo relacionado con el trabajo específico que van a realizar. Por lo general el agente literario se compromete a realizar su mejor esfuerzo para vender la obra del autor. Sin embargo, “mejor esfuerzo” es un concepto demasiado ambiguo, que a mi manera de ver amerita una conversación muy específica con el agente, y, hasta donde sea posible, una descripción más completa.
La razón es que, como en todas las profesiones, habrá agentes muy concienzudos que realmente se esfuerzan por encontrar la forma de vender la obra del autor, mientras que habrá algunos otros que se limitarán a preparar (si acaso) algunas comunicaciones sobre la obra, circularla y esperar a que el tiempo pase y alguien alguna vez responda. Creo que la comparación con un agente de bienes raíces en este sentido es justa, algunos lograrán vender tu casa sin importar las condiciones del mercado y algunos no podrían lograrlo ni siquiera presentándoles el cliente. La implicación es que si el agente no es activo, está bien conectado con el medio y es recursivo, el autor estará atascado en su contrato sin poder cambiarlo fácilmente, por lo general durante un período de dos años (que es el término más común para los contratos de representación en U.S.A.).
Aunque la mayoría de los contratos no especifican qué cosas se consideran “mejor esfuerzo”, vale la pena insistir un poco con el agente, antes de firmar, para ver si se logra que en el contrato quede incluida alguna forma de cuantificación de ese esfuerzo, como por ejemplo un número mínimo de introducciones de la obra, o quizás una reunión periódica donde el autor y el agente puedan discutir la estrategia que se está siguiendo, o alguna otra cosa de ese estilo que va a poner en la mente del agente al autor y su obra cuando menos periódicamente. No será sencillo, pero si se logra habrá valido la pena.
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