Oscar Wilde
Irlanda, 1854 – 1900
“A C T O P R I M E R O
Un saloncito en casa de Archibaldo, amueblado lujosa y artísticamente. Oyese un piano dentro. Esteban, arreglando todo para el té en una mesita y, después que cesa la música, Archibaldo.
ARCHIBALDO.- ¿Oíste lo que estaba tocando. Esteban?
ESTEBAN.- No me pareció correcto escuchar, señorito.
ARCHIBALDO.- Lo siento por ti. No es que yo tenga mucha ejecución, no – esto está al alcance de todo el mundo-; pero, en cambio, toco con una expresión… Sí, mi fuerte en el piano es el sentimiento. La ciencia la guardo para la vida.
ESTEBAN.- Sí, señorito.
ARCHIBALDO.- Y ya que hablamos de la ciencia y de la vida, ¿te has acordado de preparar los sándwiches de pepino para lady Bracknell?
ESTEBAN.- (Presentándole una fuente.) Sí, señorito.
ARCHIBALDO.- (Inspeccionándola, coge dos y se sienta en el sofá.)¡Ah!… A propósito, Esteban: he visto en tu agenda que el jueves por la noche, cuando vinieron a cenar lord Shoreman y míster Gresford, se consumieron ocho botellas de champagne.
ESTEBAN.- Sí, señorito; ocho botellas y media.
ARCHIBALDO.- ¿Por qué será que en todas las casas de solteros son tan aficionados al champagne los criados? Lo pregunto solamente a título de curiosidad.
ESTEBAN.- Yo lo atribuyo a la buena calidad del vino, señorito. He observado una porción de veces que en casa de los hombres casados raramente es de primera el champagne.
ARCHIBALDO. – ¡Caramba! ¿Tan desmoralizador es el matrimonio?
ESTEBAN.- A mí me parece un estado muy agradable, señorito. Claro que yo, hasta el presente, apenas lo he experimentado. No he estado casado más que una vez. Fue de resultas de una equivocación que tuvimos una joven y yo…”
“…ARCHIBALDO.- Sí. Pero ¿por qué tu tía te llama aquí tío suyo? “Recuerdo de la pequeña Cecilia, con todo su cariño, a su querido tío Juan.” Comprendo que no hay nada que impida a una tía ser pequeña; pero que una tía, sea del tamaño que sea, llame tío a su propio sobrino, es cosa para mí ininteligible. Además, tú no te llamas Juan, sino Ernesto.
GRESFORD.- No, señor; yo no me llamo Ernesto; me llamo Juan.
ARCHIBALDO.- Tú siempre me has dicho que te llamabas Ernesto. Yo te he presentado a todo el mundo como Ernesto. Tú respondes al nombre de Ernesto. Es completamente absurdo que niegues llamarte Ernesto. En tus tarjetas está. (Sacando una de su cartera.) “ERNESTO GRESFORD, Albany, 4”. La conservaré como prueba de que tu nombre es Ernesto, si alguna vez tratas de negármelo, a mí, o a Susana, o a quien sea. (Se guarda la tarjeta en el bolsillo.)
GRESFORD. – Bueno, sea; me llamo Ernesto en Londres y Juan en el campo; y esa pitillera me la regalaron en el campo. ¿Estás ya satisfecho?
ARCHIBALDO.- Sí; pero eso no explica lo más mínimo…”
GRACIAS POR LEER Y COMPARTIR MI
BLOG:www.florentinoletters.com