Cuando la Academia anunció el año pasado que el Nobel de Literatura había sido concedido a Mo Yan por “mezclar con realismo alucinatorio leyendas populares, historia y lo contemporáneo”, tuve que reconocer que mis conocimientos sobre realismo alucinatorio eran casi nulos. Hoy en día no han mejorado mucho, pero me he aproximado un poco al concepto con el fin de entender major la obra de este escritor polémico.
Creo que uno de las razones por las que me ha interesado tanto Mo Yan es porque es la primera vez en varios años que he encontrado en el Premio Nobel de Literatura una propuesta literaria distinta. He seguido y leído los premiados año a año y me he conmovido con sus historias de trasfondo político, me han aterrorizado sus testimonios sobre la guerra, los movimientos sociales, las drogas o la pobreza, he reflexionado sobre las realidades y las ficciones de sus contextos y sus personajes, pero no he encontrado, hasta ahora, una literatura novedosa en el sentido de arte.
Me refiero a que ninguno de esos premiados que son testimonios de sus sociedades y sus épocas me ha sorprendido con narrativas que ofrezcan estructuras de tiempo innovadoras, ni inter-juegos de voces que no se han utilizado antes, ni desconocidas propuestas estéticas. Hasta Mo Yan.
El realismo alucinatorio, hasta donde lo conozco, puede ser considerado una derivación del realismo mágico en el sentido de reflejar lo fantástico e irreal como parte de la vida cotidiana en la realidad del ser humano. Sin embargo, el realismo alucinatorio estaría necesariamente ligado a la dimensión onírica, donde los universos imaginarios de los sueños se sienten vivos y reales gracias, entre otras técnicas, a que se les otorga un contexto ambiental real.
No tengo elementos para aventurar una hipótesis acerca de cómo se conjuga esto con la aseveración de la Academia de que Mo Yan mezcla con realismo alucinatorio leyendas populares e historia. Entre las razones están, que yo no podría identificar dónde su obra es un reflejo de las leyendas populares de su pueblo, ni tampoco me siento segura sobre lo que sé de la historia de su cultura.
Sin embargo, seleccionaré un segmento de alguno de sus relatos que a mi juicio podría ofrecer pistas acerca de realismo alucinatorio anclado en hacer percibir los universos soñados como reales, para ver qué es lo que de ahí se desprende.
Mañana.
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