TWITTER Y EL ESCRITOR

La cuenta de Twitter de Gabriel García Márquez envía un mensaje cada dos o tres meses, generalmente incluyendo un acceso de Internet a un documento (visual o escrito) mucho más sustancial de lo que puede ser posible dentro de 140 caracteres, por ejemplo una antigua nota periodística acerca de él, un video de un discurso que dio hace tiempo, o cosas de ese estilo. El mismo patrón se encuentra en los tweets provenientes de otros escritores famosos vivos, con la diferencia de que mucho más frecuentemente incluyen información acerca de los eventos literarios donde van a participar o noticias acerca de sus publicaciones actuales o próximas. Estamos hablando de escritores con un público ya cautivo, es decir, aquellos que no necesitan construir su audiencia ni mostrar una plataforma efectiva de redes sociales para que se les publique.

No es ese el mismo caso del escritor que se presenta ante un posible agente literario con el propósito de obtener ayuda para ser publicado por primera vez. Este escritor, el que aún no es conocido, es quien necesita de Twitter para obtener seguidores que serán sus futuros lectores y que constituirán su plataforma social como apoyo para publicar y promocionarse. Una pregunta que viene a la mente de inmediato es: ¿Quién quisiera seguir en Twitter a un escritor que nadie conoce? La única forma de evitar caer en un círculo vicioso del tipo “necesito seguidores para publicar, pero como no he publicado no tengo seguidores” es construir con paciencia la base de seguidores por medio de mensajes de tweet que ofrezcan contenidos lo suficientemente interesantes como para que la gente quiera recibirlos, re-enviarlos y compartirlos. Me refiero a crear contenidos poderosos, de impacto, expresados en 140 caracteres, y tan frecuentes que se garantice una presencia permanente dentro del mundo de las redes sociales. ¿Micro-cuentos o micro-poemas? ¿Pensamientos político? ¿Mensajes inspiracionales para vivir una mejor vida? ¡Reglas de gramática y ortografía!

El hecho real y concreto es que la exposición del nombre del autor y de sus obras sí se multiplica a través de Twitter efectivamente, y ello en progresión más que geométrica. A propósito de estudiar Twitter para entenderlo mejor cómo elemento de apoyo al escritor, hice un ejercicio de tuitear hace una semana. Yo, que sigo a dos estrellas únicamente (Gabo y una agencia de noticias internacionales), envié un mensaje del tipo “probando 1,2,3, probando” a una estrella a quien yo no sigo, y tres de mis amigos hicieron lo mismo, al mismo tiempo. Se obtuvieron 2,305 impresiones. Esto quiere decir que entre cuatro desconocidos con actividad casi nula en Twitter, causamos que el nombre de esa estrella en particular apareciera 2,305 veces.