CUENTISTAS Y NOVELISTAS

En algunas de las ocasiones en las que he leído algunas páginas de mis novelas para mis colegas cuentistas, me han preguntado qué es lo que sigue, o cómo se relaciona el fragmento que leí con el título de la novela. Han sido momentos muy gratificantes, siempre, porque la pregunta acerca de qué es lo que sigue me indica que se ha generado intriga acerca de la historia, y eso es en definitiva algo que perseguimos los escritores con nuestras historias: despertar el interés de los lectores.

El hecho de que la pregunta haya sido formulada por cuentistas, además, me ha hecho reflexionar acerca de la diferencia en las expectativas que se generan ante un cuento y una novela. El cuento por definición es corto y por consiguiente se espera que la historia sea narrada de una manera rápida que va directamente al punto. Se trata de sorprender al lector de una manera casi inmediata. Los eventos dentro de la historia se suceden unos a otros con cierta velocidad, dentro de pocas frases o párrafos. Lo mismo sucede con las descripciones de los personajes, con los detalles acerca del contexto, y en general con todos los componentes del cuento.

La novela, por el contrario, por definicón es larga. Lo que en un cuento tomaría un párrafo, en una novela puede tomar un capítulo entero. En una novela no se busca economía de palabras, ideas concisas, ni relatos que van directamente al punto. Tampoco se trata de causar en el lector un efecto emocional dentro de unos pocos párrafos, sino varios, y ellos tan intensos como sea posible y a lo largo de multiplicidad de acontecimientos, personajes e historias dentro de la historia.

La diferencia tiene implicaciones prácticas y muy concretas para la transición de cuentista a novelista. Un cuentista no se vuelve novelista aumentando el número de páginas que dedica a narrar su historia, ni tampoco narrando varias historias de manera sucesiva y anecdótica y tratando forzadamente de que parezcan tener una concatenación interna. La estructura del relato juega un papel fundamental en la diferencia entre el cuento y la novela.

A la novela hay que planearla, tener una idea preliminar de lo que sucederá en cada capítulo, visualizer cuáles son algunos de los eventos que tendrán un carácter definitorio en el conflicto. De esta manera se la empezará a escribir de una manera que le da aire y vuelo suficientes como para que ocupe las doscientas páginas o más del novelista.

Si se me permite el símil, yo diría que es algo semejante a hacer volar una cometa. Comienzas con vuelo bajo, despacio, y a medida que pide mas, más cuerda se libera.