DÁDIVA ©
Un microrrelato de Martha Cecilia Rivera.
A sus diecinueve apostó corazón, hígado y ojos a que su equipo sería campeón mundial de fútbol. Perdió la apuesta, en el último partido jugaron mejor que nunca y perdieron igual que siempre. Para pagar su apuesta se inscribió como donante. Ahora ya no cumplirá sus veinte, la vida se le fue entre los fierros incendiados de lo que un día fue su coche. No importa. Hoy su riñón da vida a una madre un poco menos joven, sus pulmones a un anciano, sus córneas a una niña que nació ciega. La apuesta no se perdió, después de todo.