JOSE SARAMAGO
Portugal, 1922 – 2010
Premio Nobel de Literatura 1998
…”Y tú para qué quieres un barco, si puede saberse, fue lo que el rey preguntó cuando finalmente se dio por instalado con sufrible comodidad en la silla de la mujer de la limpieza, Para buscar la isla desconocida, respondió el hombre, Qué isla desconocida preguntó el rey disimulando la risa como si estuviese enfrente a un loco de atar, de los que tienen manías de navegaciones, a quien no sería bueno contrariar así de entrada, La isla desconocida, repitió el hombre, Hombre ya no hay islas desconocidas, Están todas en los mapas, En los mapas están solo las islas conocidas, Y qué isla desconocida es esa que tú buscas, Si te lo pudiese decir, entonces no sería desconocida, A quién has oído hablar de ella, preguntó el rey, ahora más serio, A nadie, En ese caso, por qué te empeñas en decir que ella existe, Simplemente porque es imposible que no exista una isla desconocida, Y has venido aquí para pedirme un barco, Sí, vine para pedirte un barco, Y tú quién eres para que yo te lo dé, Y tu quién eres para no dármelo, Soy el rey de este reino y los barcos del reino me pertenecen todos, Más les pertenecerás tú a ellos que ellos a tí, Qué quieres decir, preguntó el rey inquieto, Que tu sin ellos nada eres y que ellos sin tí, pueden navegar siempre, Bajo mis órdenes, con mis pilotos y mis marineros, No te pido marineros ni piloto, sólo te pido un barco, Y esa isla desconocida, si la encuentras, será para mí, A tí rey, sólo te interesan las islas conocidas, También me interesan las islas desconocidas cuando dejan de serlo, Tal vez esta no se deje conocer, Entonces no de doy el barco, Darás”…
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Martha Cecilia Rivera, Chicago, Agosto 2013