ESTRATEGIA DE VENTAS

Que el autor tenga una estrategia de ventas para su libro autopublicado y dedique una parte importante de sus recursos personales en términos de tiempo, intelecto y dinero para promoverlo, son dos factores críticos para que el libro produzca dinero. La razón es que con los libros autopublicados, a diferencia de lo que sucede cuando se cuenta con el respaldo de una casa editorial, a excepción del autor nadie más realizará labor de ventas. Me parece que el tema se vuelve más y más importante a medida que aumenta el volumen y la variedad de libros autopublicados, de manera que dedicaré mis notas de esta semana, de nuevo, a este asunto.

Algunos de mis colegas escritores podrían resentir un poco que yo utilice términos tan comerciales como vender y compradores. Podrían argumentar que nuestras obras no son un producto como cualquier otro, sino el resultado de nuestras reflexiones y nuestras angustias plasmadas en palabras que intentan dejar un mensaje en nuestros lectores. Eso puede ser cierto. Sin embargo, también lo es que la única manera de que ése mensaje llegue al lector es que el lector lo lea y si nadie compra la obra nadie va a leerla. El otro aspecto a considerar, ya discutido en una de mis notas anteriores, es una decisión personal de cada autor: Desea el autor dedicarse por completo a su obra? Si la respuesta es sí, a menos que el escritor haya encontrado un mecenas o sea heredero de una gran fortuna, deberá venderla para poder vivir de ella. Si la respuesta es no, entonces su escritura corre un riesgo serio de no dejar nunca de ser una actividad tangencial a la que se le dedica solo una parte del tiempo porque el resto debe ser destinado a conseguir lo de la superviviencia básica.

Dos consideraciones importantísimas en el desarrollo de una estrategia de ventas es definir quien es la audiencia y quien es la competencia.

Definir quien es la audiencia ( o léctor principal) podría parecer a simple vista innecesario, e inclusive contraproducente, porque los escritores queremos que nuestra voz y nuestra obra se conozca en todas partes sin limitaciones geográficas, demográficas, socioeconómicas ni de ninguna otra especie. Después de todo, a los autores universales los lee todo el mundo. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que a esos mismos autores no los leía todo el mundo cuando comenzaron sino solo un público muy específico que poco a poco se fue expandiendo.

La importancia de definir quien es la audiencia principal de la obra radica en que de ésa manera los esfuerzos de promoción y ventas se dirigen concretamente a las personas que tienen más probabilidad de interesarse y comprar, en lugar de emplear los recursos disponibles en tiros al aire que difícilmente producirán más que unas pocas ventas fortuitas. Quizás entre amigos y relacionados se logre vender otras cuantas copias. Y luego?

Ahora no puedo dejar de pensar en Roberto Bolaño, de manera que una reflexión un poco más detallada acerca de definir la audiencia quedará para mañana.

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