Inimaginable

Las columnas gigantescas no parecen soportar el peso de la edificación, sino el de toda la idea de civilización entera. Se respira certidumbre sobre la pequeñez de la raza humana. Es el Museo del Cairo. Tutankamon, Kefren, Micerino, estatuas de inaudito tamaño, se alinean con joyas, muebles, objetos diarios, y sobre todo con miles de símbolos de la antigua religión egipcia, tan exclusiva. Cerca de la salida, un sarcófago de un faraón desconocido no sobresale, pero en su costado se destaca una diminuta imagen grabada, en azul, de un ángel de la religión cristiana, con todo y sus alas.