LO PLAUSIBLE

Encontrar el equilibrio entre el componente de una novela que es real y pertenece (o perteneció) a la vida de los personajes o las historias que la inspiraron, y el componente que proviene de la imaginacion del escritor, parece ser el verdadero reto del novelista. En este aspecto concuerdo con Kundera* con respecto a que la historia (una historia) refiere acontecimientos que han tenido lugar, mientras que la novela no refiere la realidad sino la existencia, y la existencia “es el campo de las posibilidades humanas, todo lo que el hombre puede llegar a ser, aquello de lo que es capaz”.

Una pregunta que me ha asaltado muchas veces cuando estoy escribiendo, es hasta dónde ese universo ilimitado que puede llegar a ser la imaginación del novelista, debe circunscribirse para crear la novela. La pregunta se me ha presentado especialmente cuando he llegado, dentro de mi escritura, a un momento en el que siento que el personaje o la escena deben moverse hacia alguna parte. Esto ocurre por ejemplo, si ya he incluido las descripciones que dan a la historia contexto y estética, o si el personaje ya ha ejecutado una acción completa de tal modo que decir más redunda.

Es ahí cuando la imaginación debe venir en mi ayuda, y si no lo hace, pues la busco. En otra de mis notas ya había compartido algunos de mis recursos para llamar a la inspiración hasta que aparezca. Aquí mi punto es que a veces, en esos momentos, lo que llega a mi mente es tan, pero tan traído de los cabellos, que ni yo misma lo creo plausible dentro de la historia.

Me parece que lo plausible es algo que se debe también buscar o crear. No queremos personajes planos, unidimensionales, que siempre actúan de modo previsible porque ellos no son ni interesantes ni creíbles, pero tampoco queremos personajes sin lógica ni credibilidad. Lo mismo podemos decir de las historias que narramos dentro de la novela.

A veces, cuando la imaginación se me desborda más allá de lo plausible, hago esfuerzos por creas las condiciones para esa plausibilidad. Vuelvo atrás, a capítulos anteriores para analizar tan desapasionadamente como puedo si cambiar este elemento o este otro crearán las condiciones para que ésa acción inusitada de mi personaje que acabo de imaginar, sea plausible. Hasta ahora el resultado de esto ha sido siempre afortunado. Creo.

* El arte de la novela. Tusquets Editor 2002.