STANISLAW JAROSZEK
La primera vez que escuché a Stanislaw Jaroszek leer uno de sus relatos quedé en silencio por un tiempo largo, llena de sorpresa. Me gustó muchísimo. A todos los demás también, lo que se respiró a su alrededor fue respeto. Era una tarde de febrero, invierno en Chicago, y cuando Jaroszek terminó de leer su cuento desde debajo de su gorro, lana gris con solapas para las orejas, y borla, creo, permaneció […]